
Tadao Ando diseñó el Museo de la Madera a partir de un encargo para celebrar el Día de los Bosques, conmemoración instaurada por el emperador luego de la destrucción de grandes áreas forestales durante la segunda mundial. El proyecto forma parte de la estrategia ambiental japonesa que busca fomentar el conocimiento y el respeto por la naturaleza. Erigido como un santuario, el edificio emerge de entre los bosques con una concepción volumétrica que destaca por su simpleza. Un cono truncado de 46 metros de diámetro es atravesado por un puente peatonal que se adentra en la vegetación.

En su interior puede apreciarse cómo Ando practica una interesante combinación de madera y concreto.

La entramada conformación del techo evoca inevitablemente a los templos y santuarios japoneses en Kyoto, Nara o Tokyo. Pero más allá de un mero simbolismo, Ando utiliza esta compleja estructura del techo para dotar el interior de un interesante juego de luz y sombra.
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